Es uno de los yacimientos más importantes de la Comunidad Autónoma Vasca, el primer asentamiento data del siglo XV a. de C. donde pobladores indoeuropeos llegados de centroeuropa toman contacto con las culturas megalíticas existentes en la zona.

En esta época, el poblado se defiende ya por una muralla de la que se conservan unos trescientos sesenta metros, que en un principio fue de madera, y posteriormente de mampostería.

Desde centroeuropa siguieron llegando gentes que contactan con esta tribu y aportan nuevos conocimientos, pero este poblado sufre una ocupación violenta sobre el siglo IV a. de C. por parte de celtíberos procedentes de la meseta, que invaden la zona y toman posesión del poblado, legando una cultura y desarrollo superiores.

En un primer momento, el poblado se desarrolló de modo perimetral a la empalizada. Con la llegada de los celtíberos, se reestructura por manzanas de casas, con bocacalles no enfrentadas para evitar la canalización del viento, muchas de la casas estaban porticadas para evitar mojarse cuando llovía y las calles estaban empedradas.

Las casas que en un principio fueron de madera, se construyeron posteriormente con zócalo de piedra y paredes de adobe con entramado de madera. Se dividían en entrada, cocina y almacén y el tejado era de paja.

A raíz de la entada de los celtíberos, experimentó un notable desarrollo gracias a las innovaciones técnicas y económicas propias de estos, que se reflejó en un alto rendimiento agrícola, el cual potenció el trueque, haciendo de La Hoya un destacado centro comercial y de organización del territorio.

El poblado es abandonado aproximadamente el siglo III a. de C. por causas desconocidas.

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